Un año más, un año menos

Tarta de cumpleaños - en Cuba "cake" (kei) - tomado de pixfans.com

Así decía mi abuelita, que en paz descanse, cada vez que cumplía años. Y así lo repito yo hoy que cumplo mis 47 "primaveras", al celebrar fecha tan señalada para esta servidora por sexta ocasión, lejos de un lugar del Caribe de cuyo nombre no puedo dejar de acordarme.

Mi primer cumpleaños en España no fue para nada alegre, el día anterior había ocurrido la tragedia de Madrid y el susto, el dolor por las víctimas inocentes, las imágenes horribles de la tele se mezclaron con la llamada a Cuba para tranquilizar a mi madre y a mi tía que aún vivían, aunque ya el mismo día 11 había escrito a una amiga para que comunicara a todos que ninguno de nosotros ni de nuestros parientes o conocidos por aquí se había visto implicado (que aunque vivimos relativamente lejos de Madrid, por allí pasa uno a menudo, por una u otra razón). Ahora, cada año el 11 de marzo es una fecha triste, que nos recuerda la maldad y el odio que andan sueltos por este mundo loco, como nos contaba ayer Betty en un estremecedor relato de sus vivencias.

No obstante, y pese a todo, hoy celebro estar sana y libre, junto a mi hija que es como para todo padre mi mayor tesoro. A sólo tres años de la media rueda, a la que ya llegó mi esposo el mes pasado, tengo aún muchas ilusiones, expectativas y fuerza para ir tras un sueño, sin perder de vista que en esta vida la felicidad no está en la meta, sino en el camino que recorres para llegar a ella.

Al hacer el recuento de este último año de mi vida, durante el cual abrí este blog gracias al asombroso efecto que me provocó primero oir y luego leer a Yoani, y a través de ella descubir este mundo, veo que es la primera vez que no me siento aislada y perdida, y tengo otro motivo para celebrar: los buenos amigos que me visitan, me comentan, me alientan o me critican, ayudándome también en el último caso a reconsiderar un punto de vista, que aunque no lo cambie del todo puedo llegar a entender como lo ve otra persona con experiencias diferentes.

Así que, retrotrayéndome a mi infancia en la que rodeada de la familia y los amiguitos escuchaba el "Felicidades ... en tu día, que lo pases con sana alegría..." parodiado cruelmente en la escuela con una maldición en la que no creíamos porque en la ciudad ya no había "tranvía", soplo mi velita de cumpleaños y pido un deseo, que es más bien un sueño que estoy luchando por hacer realidad, con la ayuda de algún que otro buen amigo que me ha regalado este blog, que se cuenta desde ya entre los principales "logros" de mi vida fuera de la jaula.