miércoles, 8 de octubre de 2008

Intentando explicar lo inexplicable, con la ayuda de Cabrera Infante

En el post anterior la amiga Sofía me comentaba que no entendía el miedo que percibía entre sus amigos cubanos que hablaban en voz baja mirando a su alrededor. Yo le comentaba que era como un virus que nos inoculaban al nacer, y la remitía a un post que escribí al principio de iniciar este ejercicio que me ha ayudado justamente a sacudirme las cadenas del pavor congénito que nos paraliza a todos – o casi todos, que las excepciones confirman la regla - los nacidos en la isla bajo la diabólica égida castradora castrista. También le recomendaba “El hombre que quería ser cubano”, donde Angel Pérez Cuza describe magistralmente los martillazos que han ido moldeando la despersonalización del cubano, convertido en vil masa ovejil.

Leyendo “Vidas para Leerlas” de Cabrera Infante, me encontré con un artículo que explica magistralmente algunos de los mecanismos diabólicos que con tanto éxito han aplicado. A continuación, un extracto:

El exilio invisible

Ahora todos los desterrados que hablan español por el mundo en diásporas son exilados – menos los cubanos. Debemos recordar a esos judíos, casi intocables. Lo mismo pasa con los exiliados cubanos, judíos de Castro. No somos marranos, pero somos gusanos – apelativo castrista. Goebbles robó a Kafka un mote parecido para los judíos: Ungeziefer, alimañas. Es fácil eliminar a un hombre cuando ya no es un hombre sino una alimaña, un gusano, pero siempre hay sangre, cadáveres, un embarro. Es más limpio hacerlo invisible…si no hay exilados no hay exilio.



Nuestro genial escritor, del que sólo supe poco después de llegar a España, era para mi mientras viví en Cuba uno de los tantos invisibles. Hoy por hoy lo somos todos los blogs del exilio y del incilio, nosotros sabemos de Yoani y de Gorki, pero dentro de la isla prácticamente nadie los conoce, ni quieren conocerlos, porque solo mencionar sus nombres podría meter en problemas a cualquiera. Un viejo chiste nuestro dice que si Napoleón hubiese tenido el Granma (el periódico de la abuelita embustera) no habría habido Waterloo. Por eso nunca permitirán Internet Libre, saben muy bien que la información es poder, y la desinformación también.

9 comentarios:

Aguaya dijo...

Sobre todo la desinformación, Rosita, y de esa hay bastante...
Yo tampoco sabía de Cabrera Infante antes de venir a Alemania. Por eso la blogosfera nos ha permitido más que instruirnos con búsquedas en Wikipedia: nos ha hecho llegar a la información, y debatirla, y compartirla.
Un abrazo bloguero!!

Vana dijo...

Me fui de Cuba en el año 1962 a los 11 años y medio, cuando el destriunfo de la robolucion tenia 8 años, recuerdo la Cuba de ayer, todo cambio de una manera alarmante, las colas empezaron casi inmediantemente, todo se acabo, La Habana so volvio triste y sombria y callada.

El haberme ido a temprana edad no desquita que soy Cubana en el alma y el corazon, miedo si, miedo de volver y ver esa Cuba arruinada, llevo 46 años añorando el regreso, lloro por mi Cuba, por mi patrimonio perdido, por el robo de mi niñez, por la separacion de la familia, por todos los que han muerto y mas nunca volvi a ver.

Como dice la cancion de Guillermo Portabales: Nunca podre morirme, mi corazon no lo tengo aqui, alli me esta esperando,me esta guardando que vuelva alli, cuando sali de Cuba deje enterrado mi corazon.

Vana dijo...

Perdoname Rosita estoy nostalgica hoy.

Un beso.

Sofia dijo...

Y debido a ese post, decidi escribir en mi blog, el miedo en Cuba por mi ojos.:)
Besos
Sofia

Aguaya dijo...

Vana, sigo de cerca el blog de Rosita, desde que lo abrió, y he leído siempre tus comentarios con mucho interés.

El primero tuyo de hoy me ha emocionado mucho... intento imaginarme si me sentiré así yo, cuando tenga tu edad. Cuánto amor por el país donde naciste! Cuántos recuerdos que no puedes olvidar! Qué nostalgia tan grande...

Te deseo de corazón que lo puedas visitar algún día y que, aunque no lo vieras como quisieras, sus ruinas no mellaran lo que sientes por él, tan profundo.

Disculpa, Rosita, por ponerme algo tristona en tu espacio. Saludos para Vana también.

Vana dijo...

Aguaya:

Gracias por tus palabras comfortantes, leo tus comentarios tambien con interes, admiro vivas en Berlin una ciudad que siempre he querido visitar (soy fanatica de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto Judio) que cambio tan grande debe haber sido para ti, si el Ingles fue duro de aprender imagino el Aleman peor.

Todos los años me digo este año voy a Cuba, pero el miedo no me deja, se que tengo que volver, que alomejor asi pueda curar esta añoranza, quizas el año que viene!

Un beso y un abrazo Cubano para ti.

Rosa dijo...

Agu, imagínate que yo me enteré de la existencia de Cabrera Infante justo el día de su muerte en el 2005, cuando viendo el noticiero escucho que había muerto un escritor Cubano, premio Cervantes, residente en Londres. Al día siguiente me puse a buscarlo en Internet (todavía no la tenía en casa) y en cuanto cobré me fui a comprar un libro suyo "Mea Cuba", que por cierto no tiene desperdicio. Por ahí me enteré del caso Padilla y de tantas otras cosas. Es increíble lo desinformados que estamos en todo sentido.

Rosa dijo...

Vana, amiga, La Habana que tu recuerdas es la que yo solo conozco de oídas, por los cuentos de mi madre, que también vivió nostálgica de ella aunque nunca salió de la isla, pero ya no era su Habana, solo los despojos de ella. Aún así, la queremos tanto ...

Rosa dijo...

Sofía, magnífico artículo. Gracias por divulgar nuestras verdades, y por el trabajo que te tomaste en conocerla. Tienes un corazón de oro. Si hubiese en el mundo muchas más personas como tu, los tiranosaurios no seguirían ahí. Un abrazo.

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