jueves, 11 de septiembre de 2008

Recuerdo del 11-S

El 9 de septiembre del 2001 salí por primera vez de Cuba rumbo a España. Venía de visita, por solo 20 días ya que era el tiempo de vacaciones anuales de las que podía disfrutar trabajando para la embajada en la que había logrado “colarme” hacía menos de un año, burlando el control de Cubalse, ese engendro creado por el desgobierno cubano para colocar a sus espías en las sedes diplomáticas, pero que los embajadores, que lo saben o lo sospechan, por lo general logran sortear.

Por la duración del viaje y los cambios de horario, llegué a Oviedo en la noche del 10 de septiembre. Venía a ver a mi esposo y a comprar cositas para nuestra hija próxima a cumplir los 15. Yo hubiera preferido venir con ella ya definitivamente y no celebrar nada, pero la decisión no estaba en mis manos. El día 11 amanecí en las tiendas, embobada con el Corte Inglés y tantas otros centros comerciales, mercadillos, tiendecitas, pescando lo que quedaba de las rebajas, cosas baratísimas y lindísimas para llevarle a mi chiquilla. Me había ido con la preocupación de que se quedaba sola con mi madre y mi tía, mayores y con poca paciencia y habilidad para lidiar con una adolescente (buena pero adolescente al fin), de modo que aunque llenaba mis ojos de la belleza de la región (me tocó un septiembre soleado, maravilloso), me sentía intranquila desde la propia despedida en La Habana.

Pero 20 días no eran nada, y estaba dispuesta a disfrutarlos. De modo que cuando regresé de las tiendas toda contenta con mis adquisiciones – había ido sola, mi esposo estaba trabajando, ya que sus vacaciones las había cogido antes para ir a vernos a La Habana – prendí el televisor para ver que ponían, y sin prestarle mucha atención, mientras revisaba entusiasmada las compras, oí algo sobre una explosión, una torre, un avión y al mirar distraídamente a la pantalla veo una de las gemelas en llamas y me digo: “estos americanos siempre con sus películas de catastrofismo” (tengan en cuenta que yo no había visto hasta entonces la televisión fuera de Cuba, ni sabía que era horario de noticiero a las 3 p.m., pues allí es a la 1). Me siento a mirar porque el espectáculo era sobrecogedor, y de pronto veo el impacto en la otra torre, y oigo la voz sobresaltada del reportero que está allí viendo aquel desastre y no se lo puede creer, y entonces me cae encima el peso de la realidad: esto no puede ser, se acaba el mundo, ¡oh dios, van a atacar a Cuba, mi niña, mi madre! Ahí mismo empecé a llorar, desesperada, sin saber que hacer. No tenía teléfono ni fijo ni celular y no conocía a nadie, así que solo lloraba a moco tendido mirando aquello con una angustia indescriptible, hasta que mi esposo llegó del trabajo poco después y le conté. Me dijo que me tranquilizara, que no pasaría nada con Cuba, y llamamos a La Habana a ver que sabían, y nos contaron que habían dado ya la noticia por la televisión, y que quientusabe (lo siento, soy alérgica a su nombre) había condenado el criminal atentado y había expresado su solidaridad con las víctimas. Eso me tranquilizó un poco, pero viví el resto de los días de esa visita en un obsesivo conteo regresivo porque temía que estallara una guerra mundial, que se cerraran los aeropuertos, que se multiplicaran los ataques terroristas, en fin, tantas cosas, con mi hijita del otro lado del mundo.

Finalmente regresé a la jaula, celebramos los 15, hicimos fotos, y seguimos esperando otros 2 años para volver a España, donde de nuevo a los pocos meses de estar aquí seguimos con angustia los acontecimientos del 11 M (¡vaya predilección con el 11 que tienen!). El mundo sigue siendo un lugar inseguro, siempre lo fue y seguramente siempre lo será, y para mi lo más triste es que el hombre a estas alturas de la civilización siga utilizando a dios o a la ideología que convierten en nuevo ídolo para justificar la barbarie que no acaba.

Y que ahora las consideraciones políticas o ideológicas primen sobre las humanitarias en el caso de Cuba, me resulta totalmente incomprensible.

10 comentarios:

Aguaya dijo...

Yo estaba en mi trabajo y cuando regresé en la tarde a la casa me pareció muy extraña la gente en la calle, en el tren, cómo conversaban, cómo miraban a los demás. Cuando llegué me contó mi esposo, y de verdad me sorprendí pues nadie se lo esperaba. Del televisor no nos despegamos hasta el otro día prácticamente. Como ahora: queremos tener todas las noticias posibles del paso de los huracanes por Cuba, de las ayudas que se están organizando, en fin, de lo más mínimo que nos permita dormir algo mejor...

Rosa dijo...

Acabo de saber de una prima que vive en Centro Habana, por suerte en un edificio fuerte, pero dice que ha habido muchos derrumbes, y los que faltan cuando salga el sol, tu sabes como es eso. Me ha dado algún consuelo saber que al menos en Miami se está haciendo algo. Un abrazo Agu.

Diliviru dijo...

Ay Mi Rosita, que recuerdos, que estres se vivio esos dias, receurdo que aca se hizo una psicosis tremenda porque se coemnzaron a correr muchas versiones de que nuestros complejos petroquimicos y refinerias podian ser las siguientes (por la cercania a EU) entonces ya te imaginaras fue terrible, en mi caso recuerdo estaba en la universidad y todos nos agolpamos a la cafeteria de la escuela ver esa noticias, realmente no lo creiamos, fueron momentos muy tristes donde se comprobo que no hay nadie super poderoso.

Saludos, Muy bonito post como siempre.

Diana

Aguaya dijo...

Sí, Rosa, la solidaridad es hermosa (vaya, con rima y to' !!!)
Un beso para ti,
AB

Vana dijo...

Vivo en California, nos acabamos de despertar, prendimos el televisor y no podiamos creer lo que veiamos, empezaron a decir que tambien aqui podria pasar pues daba la casualidad que algunos de los aviones que tomaron los terroristas venian rumbo a California, no te imaginas el susto que pasamos.

Me alegra saber que la CANF se puso pa' su numero, ya es hora de acabar con la intransigencia, y ayudar a nuestros hermanos que estan olvidados por el mundo y el regimen que no les importa.

Yoana yo soy de Centro Habana cuando me fui de Cuba (1962 Pedro Pan) ya se estaba derrumbando el techo de la casa, gracias por contarnos lo que alli pasa, me interesa muchisimo.

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

El 9/11 del 2001 cambió el rostro de un nuevo siglo que estrenaba esperanzas de un mundo mejor. Creo que la humanidad se detuvo o retrocedió varios años con ese bombazo.
Recuerdo con horror y con cierta rabia (la que provoca la impotencia) ver a la gente saltando por el aire y en ese momento ponerme en el lugar de ellos...
Creo que muchos de nosotros no olvidamos donde estábamos aquel momento y si el mundo cambio entonces... a nosotros también nos cambio la vida.

Nuestro pesar para todas las victimas de aquella tragedia.

Saludos, tony.

Rosa dijo...

Ese día indiscutiblemente nos impactó a todos, y seguramente lo recordaremos siempre. Ayer viendo parte del homenaje a las víctimas me admiraba como han superado muchos esa tragedia.

Rosa dijo...

Vana cuanto me alegra ver que aunque te fuiste hace tanto, y de esa manera que debió ser traumática aun recuerdes a Cuba y ayudes a los que quedaron atrapados. Efectivamente la intransigenca no sirve de nada, porque a nadie le importa cuantos mueren o enferman.

Yo nací el año en que tu te fuistes y puedo decirte que desde que tengo uso de razón recuerdo a Centro Habana como un barrio mugroso, miserable, cayendose a pedazos, con edificios de esquina convertidos en parques (pues luego del derrumbe limpiaban el área y le ponían un par de bancos). Pero mi madre me contaba como había sido antes y sus relatos eran tan vívidos que me contagió su amor y su añoranza por aquella Habana que perdió sin haber salido nunca de ella.

Vana dijo...

Yoana:

Nunca en 46 años he olvidado a Cuba y a mi gente, lloro no por mi familia ellos me tienen a mi, pero por aquellos que no tienen FE, (Gracias por enseñarme lo que quiere decir) tantos han muerto en el exilio caprichoso que no se acaba, y Cuba se hunde en el mar, lo triste es que a nadie le importa, solo a nosotros, estamos solos.

Tiene razon tu madre, en mi tiempo de niñez Centro Habana era hermosa con sus edificios antiguos pero bien cuidados, recuerdo que una vez al año se limpiaban las rejas y se pintaba la fachada porque el salitre se lo comia todo, en estos tiempos sin nada para mantener los edificos imagino se ve mugrosa y fea, eso me da mucha tristeza, yo me crie en Gervasio e/ Lagunas y San Lazaro cerca del parque de Maceo donde jugabamos, ah aquellos tiempos tan lindos como se extrañan.

Anónimo dijo...

regresar a la jaula de cuba ni en foto, aqui hay que morir con las botas puestas, sentimentalismos y flojeras pa los que viven de la libreta, pa los que salen a luchar, alegria y valos, que no somos menos que nadie y si hay que esforzarse un poco mas, pues adelante, que aun nos queda una mision muy compleja, intentar de aportar algo para joder al dictador, porque que no piense el que por irnos de cuba la pelicula ha terminado.

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