De Religiones, Ateísmos y Tolerancia

“La desdivinización del mundo es uno de los fenómenos que caracterizan los Tiempos Modernos”

Kundera, Los Testamentos Traicionados

Desde que se inició el Humanismo, y la humanidad pasó a considerarse centro del universo pensante, Dios pasó a un segundo plano, digamos individual, en el que creer o no creer dejó de ser “la cuestión”. Pero ¿acaso Copérnico, al demostrar que el sol era el centro de la Vía Láctea negó que la Tierra fuera el planeta más importante, el único que hasta donde sabemos sustenta la vida?

Yo no soy proselitista y no quiero convencer a nadie de cosas que yo también pongo en duda muchas veces. Mi idea de Dios es muy abstracta, y no acepto ninguna de las proyectadas por las diferentes religiones, porque ninguna demuestra nada concreto, y cada una refleja sólo ideas humanas siempre falibles. Por eso me asombra el afán que tenemos de condenar – en vez de amar – al prójimo porque piensa de esta u otra manera. Y me digo que si en verdad existe una fuerza superior a nosotros – mas allá de la naturaleza que no podemos controlar por más que nos empeñemos – ese Poder Supremo, llámese como se llame, en el caso de que se ocupara de nosotros en cualquier sentido, tendría en cuenta las buenas acciones de cada cual, y no el modo en que lo nombre, ni siquiera el modo en que se niegue a nombrarlo, pues conozco muchos ateos que son más dignos de premio que otros muchos que se dicen creyentes.

Ahora bien, el uso de la religión como pretexto para atacar a los otros, “los infieles”, ha sido históricamente una de los horrores que han provocado las religiones, en tanto que interpretaciones humanas de Dios. Y está demostrado en la historia que el problema no lo trae la fe, sino su alianza con el poder. Por eso en el mundo moderno la única religión que nos parece atrasada es el Islam, en cuyo nombre se comenten actos horrendos. ¿Significa esto que los musulmanes son más malos que los cristianos, los judíos, o los ateos? ¿Quiere decir que en nombre de nuestra seguridad, debemos impedir el culto a Alá? En mi opinión, eso sería volvernos tan fundamentalistas como la minoría que dentro de esa religión preconiza la “guerra santa” (que por cierto, vaya oximoron).

Si analizamos la historia de las religiones, veremos que sólo han sido dañinas cuando han estado vinculadas al gobierno de las naciones. La Inquisición católica tuvo lugar cuando Iglesia y Estado eran en Occidente prácticamente lo mismo. Y lo mismo ha ocurrido, y por desgracia sigue ocurriendo – en especial ya sabemos donde – con muchas doctrinas “ateas” (que curiosamente suelen endiosar a una persona, puesto que el ser humano parece necesitado de “adorar” siempre a alguien o a algo). De modo que en mi opinión el único problema del Islam en la actualidad es haberse quedado anclado en un momento de la historia, no haber evolucionado separándose del Estado: en muchos los países musulmanes el Corán es todavía la ley.

Sin embargo, esto tampoco es cierto en todos esos países. Las generalizaciones nunca son justas. Por ejemplo, en Turquía la religión está totalmente separada del Estado desde 1923, y su constitución es laica. La amenaza a Occidente no está en la tolerancia nuestra, sino en la intolerancia del otro bando. Estoy segura de que jugando su juego no tenemos nada que ganar, y si mucho que perder. ¿Es que alguno de nosotros aceptaría no poder entrar a una iglesia a rezar si te apetece, o ser obligado a ello si no te interesa hacerlo? Occidente no puede retroceder para enfrentar a los fanáticos, ni tampoco se puede extrapolar el fanatismo a todos los que profesan la fe musulmana, por mucho que nuestra ignorancia al respecto, y las acciones terribles de unos pocos nos hagan pensar que deberíamos responder con la misma moneda.

Será porque mi experiencia como creyente reprimida – que tal vez sin esa represión hubiese sido atea – me hace rechazar todo lo que atente contra “la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades” que se garantiza en la Constitución Española (artículo 16, epígrafe 1), “sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley”. Por ello la construcción de una mezquita como la que comenta el amigo Eufrates en un post reciente - el que generó un interesante y acalorado debate, en el que coincido con las opiniones del Cuban in London, pese a que el se declara ateo - no me parece un problema per se. Sin embargo, el uso del velo y de determinadas vestimentas, que está demostrado que pueden servir - y han servido - para ocultar bombas, o para hacer pasar a un hombre por mujer, si me hace preguntarme si no debería haber un cierto código para la vestimenta, que lo mismo que no se puede andar en cueros, tampoco se pueda ir cubierto de los pies a la cabeza, porque eso impide además la necesaria verificación de la identidad en muchos casos legales y aboslutamente legítimos y necesarios para la protección del bien común.

Encontrar el equilibrio entre la libertad individual y la social es difícil, pero la humanidad ha avanzado mucho en este sentido para echarnos atrás ahora por el miedo al otro, que es precisamente lo que intentan lograr los terroristas. Aumentar la vigilancia, aun a costa de limitar las libertades es sin dudas imprescindible, pero que eso no nos lleve a una pesadilla totalitaria mundial dependerá de la inteligencia y la capacidad de hallar y mantener el equilibrio que tengan los que nos dirigen. Confiemos en que su dios o no dios los ilumine, y nos conduzcan hacia la aceptación sin reservas del otro, del diferente, que ojalá en un futuro no muy lejano llegue a ser universal, de modo tal que sin necesidad de ser "iguales", seamos al menos igualmente válidos.