Entre Ciclones (click aquí para ver trailer)

He visto en el noticiero de TVE, y luego en algunos blogs, los desastres provocados por Gustav en Pinar del Río y la Isla de la Juventud. Y se me encoge el corazón de pensar en esos pobres a quienes salvan la vida pero que no los cubre ningún seguro, de modo que - con suerte - irán a parar a algún inmundo albergue donde tienen que ser muy fuertes para sobrevivir y no volverse locos de atar. Eso me hace recordar la genial película de Enrique Colina, que cuenta con genial humor negro las tribulaciones del protagonista luego del derrumbe de su cuartucho. Me reí mucho con esa película, aún a sabiendas de que refleja en tono humorístico una terrible realidad. Las condiciones en que están las viviendas en Cuba hacen que cualquier evento meteorológico provoque derrumbes. La isla se cae a pedazos, y La Habana ni para que contar.

Recuedo también la historia de una niña que estudiaba con mi hija y que fue a parar a un albergue tras el derrumbe de su vieja casona en La Víbora. Ella y su madre fueron a dormir una noche y fue tal el espanto de lo que vieron y vivieron que al día siguiente se fueron para casa de un familiar (creo que una abuela) en el interior, y nunca más supimos de ellas (y en su caso al menos tuvieron para donde ir). Todo eso es resultado del huracán más largo de la historia que se ha ido tragando a la isla poco a poco, y del que al parecer aún tardaremos en librarnos.

Por eso no dejo de reconocer y aclamar a Gorki, Yoani y todos los valientes que finalmente hacen el esfuerzo por enfrentar sus ráfagas inclementes. A ver si llega el día en que por fin podamos recuperarnos de la devastación infinita.