Un año blogger

Hoy hace exactamente un año que inicié este blog con aquel emotivo primer post. Intento hacer memoria, recordar quién era yo por entonces, qué sentía exactamente, pero me resulta difícil. Como decía el filósofo: nadie se baña dos veces en el mismo río: cambia el río, y cambiamos nosotros. Claro que en esencia soy la misma, una simple mujer que tuvo que emigrar, como antes lo hicieron mis abuelos en dirección contraria, y que no puede olvidar lo que dejó atrás, ni dejar de desear lo mejor para aquellos que como ella nacieron bajo una bota opresora de la que no se saben librar.

Este blog me ha aportado mucho: amistades entrañables, una perspectiva más amplia de nuestra absurda situación como nación, algún que otro disgusto al ver que rara vez somos capaces de ponernos de acuerdo, y muchas satisfacciones al participar en acciones que, tengan o no el resultado esperado, demuestran que sigue siendo verídico aquello de que en la unión está la fuerza.

Mientras tanto, junto a esta vida virtual, la vida real me ha ido imponiendo otro ritmo que me aleja cada vez más de esta pantalla. Por eso me he despedido varias veces, aunque hasta ahora haya regresado, porque cuesta dejarlo, esto es realmente adictivo. Pero cumplido el año, aquí cierro esta botella que quedará flotando en este mar de bits con su mensaje.

Por cierto, felicidades a todos los padres, que hoy se celebra por allá, y creo que por muchas partes de América. Y gracias, muchas gracias a todos por la compañía. Ya saben donde me tienen.