miércoles, 3 de septiembre de 2008

El Pulmón de Oviedo

En el mismo centro de Oviedo, tras la concurrida calle Uría y justo al lado del edificio del gobierno asturiano, "La Junta del Principado", nos encontramos con un precioso parque conocido como Campo de San Francisco que ocupa cuatro manzanas (o algo más) y que es un verdadero remanso de paz. Uno de sus más bonitos rincones es el estanque donde la primera vez que vine - en el 2001 - había una pareja de cisnes, pero ya cuando volví en el 2003 solo quedaba uno.



Imagino que se sentirá muy solo - o se ha vuelto tímido, o no le gusta la compañía de patos y palomas - y por eso a menudo se esconde en el follaje.



Otro de los ilustres habitantes - a veces he visto hasta 10 juntos, pero no he tenido la cámara a mano - es el pavo real, que a veces se sale del parque y te lo encuentras en el portal de cualquiera de las casas circundantes.


Un poco más hacia el centro te encuentras con esta puerta, que parece algo mágico, como para acceder a un sitio encantado. Dicen que era la entrada de un antiguo monasterio.



Y muy cerca la estatua dedicada a San Francisco de Asís, que según unos allá por el siglo XIII descansó en el monasterio mientras se dirigía a Santiago de Compostela en Galicia (peregrinación que hoy se conoce como El Camino de Santiago), y según otros impresionado por la belleza del lugar encargó a un fiel seguidor la fundación de la institución.


El hecho es que en 1816 el antiguo huerto de los frailes pasó a manos de la universidad de Oviedo que lo transformó en Jardín Botánico, lo que sigue siendo en la actualidad con más de 100 especies con sus respectivos carteles, entre las que se destaca el Carbayón, símbolo de Oviedo por el cual sus habitantes se autodenominan "carbayones".El parque tiene innumerables estatuas dedicadas a escritores y personajes relevantes de la cultura asturiana y española en general. Aquí solo les pongo la de Palacio Valdés, que como Clarín (el autor de la Regenta) inmortalizó a Oviedo en sus obras, en alguna de ella bajo el seudónimo de Lancia en una de sus obras.


Hay muchas otras esculturas, pero la más simpática es esta fotógrafa que es fotografiada hasta la saciedad, sobre todo por los que vienen con niños que se montan con gusto en el caballito.

Este paseo sombreado, qué bien nos vendría allá en el trópico!



Y las fuentes, ah, las fuentes de Oviedo son innumerables y preciosas. En el parque hay unas cuantas. Esta pequeñita es de las menos frecuentadas, y me recuerda alguna de nuestro Parque Central, salvando las diferencias, claro.



Pues aquí celebran los ovetenses muchas de sus fiestas, traen a jugar a sus niños, vienen a pasear los mayores, se concentran los estudiantes y se embelezan los enamorados. Yo siempre que puedo - que me hace camino, lo cual es frecuente dada su céntrica ubicación- me doy una vuelta por acá, sobre todo durante el verano, y me lleno los pulmones de aire - puro? - y los ojos de belleza.

(Los datos han sido extraidos de folletos que traduje al inglés en el primer semestre del 2003 para una empresa de turismo que desafortunadamente ya no existe, y complementados con informaciones de la página oficial del Ayuntamiento de Oviedo)

4 comentarios:

Aguaya dijo...

Pero qué liiindo!!! Una paz tremenda sentarse en esa hierba a descansar, eh?

Besos,
AB

Aguaya dijo...

Por cierto, deja ver si hoy por fin puedo llamarte, que ayer se me complicó la cafetera...

Rosa dijo...

OK Agu, no problem. Oye, esas fotos fueron de hace tres días, que había sol. ahora llegaron las nubes y según el pronóstico es pa varios días. Mirar el post me sirve de consuelo. Besos.

Betty dijo...

qué preciosa ciudad, cuantos monumentos urbanos en el entorno verde! buenas fotos

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