lunes, 25 de agosto de 2008

El "Choque" Cultural

Los cubanos que lean esto sin haber vivido en España – o al menos en Asturias – seguramente creerán (como creía yo antes de llegar) que eso no se nos aplica – ¡si nuestra cultura es prácticamente la misma! ¡Si muchos somos descendientes (hijos, nietos o biesnietos) de gente que salió de aquí y tenemos referencias familiares y cercanas de España y los españoles!

Pues amigos, no es tan fácil. Sí que hay diferencias: el clima, la comida (de la que no me quejo, es muy rica, pero a veces quiero solo arroz con huevo frito, o chícharo, que somos animales de costumbres), y pese al idioma común, la cantidad de términos diferentes que incluso pueden dar lugar a malentendidos – de eso me ocuparé en otro post – y el acento, que puede llevar incluso a errores de contabilidad: si digo 12 entienden 2, si digo 13 lo pueden oír como 3.

Ayer en una clase de inglés que imparto diariamente a un muchacho que necesita hacer un examen para entrar a una universidad estadounidense, nos tocó trabajar con una lectura titulada “What is Culture Shock?”
Como el alumno es colombiano, y lleva apenas 2 años en España, aunque le va bien – trabaja de gerente en la empresa de un tío – y aunque tiene parte de su familia aquí con el, a veces me habla de su país y los amigos que dejó atrás y se le nota la tristeza inevitable del inmigrante, cuando una vez transcurrida la primera etapa de “honeymoon” se topa con la realidad y entra en la inevitable segunda etapa, a la que llaman “distress stage” en la que te empiezas a sentir incómodo y muchas veces frustrado por todos los pequeños detalles, las infinitas barreras – tanto internas como externas, subjetivas y objetivas – que te impiden alcanzar tus metas y ser uno más en la sociedad a la que tanto quieres pertenecer. La duración de esa etapa, según los expertos, va a depender de tu carácter y de las circunstancias, pero por lo general – afortunadamente – es transitoria.

En la tercera etapa, llamada “recovery stage”, vuelves a disfrutar del lugar al que has venido a parar, que siempre tiene sus virtudes aunque los ojos empañados de lágrimas por lo que has dejado – más bueno o más malo, es “lo tuyo” – no te lo dejen ver por algún tiempo. Por otra parte, empiezas a comprender y a aceptar las nuevas costumbres y modos de ser, y eso te facilita interactuar con el nuevo entorno. Puede que algunos te sigan mirando por encima del hombro, pero eso ya no te hiere. Al mismo tiempo muchos otros al verte feliz y con buena disposición te aceptarán mejor.

Al final, si todo sale bien, llegará la cuarta etapa, llamada “stability stage” , cuando todo vuelve a su cauce y te empiezas a sentir “en casa” en el nuevo lugar (que ya va siendo un viejo conocido, más bien).

Pero primero hay que superar la segunda etapa, la más dura. Ante la ansiedad y desorientación que se siente en esta etapa el inmigrante puede tener diversas reacciones: encapsularse o aislarse de la cultura receptora, teniendo contacto sólo con los de la cultura propia, lo que en casos extremos conduce a los “ghetos” (por suerte entre los cubanos eso no se da); mimetizarse intentando borrar la cultura propia para parecerse lo más posible a los naturales del país (esto si que lo he visto en algunos cubanos y me parece muy triste); o cosmopolizarse, es decir, adaptarse a lo nuevo sin perder las raíces. Para mí esta es la mejor manera, la que nos lleva a enriquecernos en la medida que nos volvemos multiculturales, que es hacia donde en definitiva parece ir el mundo moderno.

El texto recomienda entre otras cosas asumir el duelo, permitirse la tristeza natural y lógica en esas circunstancias, participar lo más posible en la sociedad que te acoge pero a la vez mantenerse en contacto con gente de tu nación, para conservar un sentido de pertenencia y reducir los sentimientos de soledad y alienación.

Yo creo que personalmente lo había hecho todo menos lo del contacto con mi gente (salvo mi hija y mi esposo, mas eso no cuenta porque es un círculo vital pero demasiado limitado), de modo que esto del blog me está haciendo mucho bien. Gracias a todos ustedes transito ahora la tercera etapa, y si encuentro un trabajo adecuado seguramente entraré de lleno en la cuarta. Y es que hablar de Cuba con quienes también la quieren bien es algo que sencillamente no tiene precio.

4 comentarios:

Diliviru dijo...

Que lindo esto que escribes, realmente me da gusto que podamos contribuir un poquito en acompañarte y compartir experiencias que nos enriquecen a todos.
Me siento igual que tu, es extraño encontrar gente tan maravillosa por un medio como este y me hace tan bien, es mas es casi una adiccion, no crees?
Sabes que siempre estare leyendote.

Diana

Rosa dijo...

Si que es adictivo Dianita. Todos los días me levanto tempranito (incluso los domingos!) para recorrer los blogs y ver como les va a los amigos en la distancia, que de nuevo cuentan. Luego siempre me meto en algún link nuevo y descubro otro universo, y es tanto lo que hay que ver que cuando me doy cuenta han pasado 2 o 3 horas y tengo que dejarlo para hacer mis cosas, y enviar CVs a las empresas (que ni contestan , pero hay que insistir), y dejarle un rato la computadora a mi hija o a mi esposo que se quejan de que estoy "enganchada", en fin. Pero me siento tan feliz desde que estoy en esto que aquí sigo, leyendo y escribiendo sin cansarme. Gracias por tu compañía y tu simpatía, amiga. Besos mil.

GeNeRaCiOn AsErE dijo...

que bien encontrarnos con estas cosas, referentes sobre como es la vida de un cubano en otra parte.

De algun modo en Miami, ese tipo de barrera cultural esta atenuada, por la masiva presencia de cubanos y de latinoamericanos. Un americano en Miami es un tipo raro... es casi una especie de museo. Todos se han ido hacia el norte, o se refugian en Miami Beach, Brickell y otros lugares selectos.

De cualquier modo hay un choque entre generaciones de exiliados e hijos de emigrantes nacidos aquí, lo bueno de todo ello es saber sacarle el provecho personal a la experiencia de vivir en otro país, el caudal de información, el intercambio cultural, las experiencias de acercamiento en lo social, por su puesto que sin olivar tu raíz. Porque es importante saber de donde uno viene, para luego andar seguro de hacia donde va.

La globalidad es también asumir la diversidad del otro, pero sin renunciar la particularidad de uno.

abrazos, t.

Rosa dijo...

Tony, por aquí los cubanos somos pocos, y estamos muy dispersos, y los demás latinoamericanos tienen sus grupos demasiado cerrados y algunos hasta peligrosos, con los que además no tenemos nada que ver. En cambio los argentinos, como el novio de mi hija y la madre de él, aunque aquí son mal vistos porque los consideran arrogantes, hasta donde yo se y veo son magníficas personas, pero igual son más fríos y distantes que nosotros. Nada, que me toca esta frialdad, que no es solo de clima, pero ya estoy aprendiendo a vivir con ella. Si para la frialdad del cuerpo me pongo abrigos, como bien y tomo vino, para la del alma he hecho este blog y que bien me ha venido para recibir esos abrazos cálidos que me confortan a pesar de la distancia!

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